Hasta hace pocos años, tener tatuajes en la piel era un símbolo de marginación y motivo de discriminación. Seguro eres de esa generación en la que tenías que decidir en si querías marcar tu piel con algo único y permanente convirtiéndote en “escoria” o paria social o mejor tomar “el camino del bien, el del éxito” que venía ligado a tener un trabajo de oficina, normal, simple y bien visto por la sociedad, porque vivir ambas opciones sonaba casi imposible y hoy te sigue llamando la atención cuando el amable gerente de la tienda, que es mayor que tú y parece ser el hombre más bonachón del planeta, deja ver en sus brazos uno o varios espeluznantes pero fascinantes trazos.
La historia del tatuaje se remonta a la antigüedad y a pesar de que se dice que fueron los egipcios los primeros en utilizar la técnica de grabar la piel de forma permanente, se sabe que distintas culturas también desarrollaron sus propias técnicas.
En el caso de los primeros, se dice que tenían que ver con la divinidad (marcar la piel era un privilegio de unos cuantos) mientras que en otras culturas, se utilizaban para distinguir a los guerreros o para simbolizar el paso a la edad adulta. En varias culturas más, como la Romana, se marcaba la piel de los esclavos, como se hace con el ganado, para distinguir a quién pertenecían. En fin que los tatuajes eran la representación gráfica de algo malo.
Hoy en día, aquella ancestral costumbre de algunas culturas de marcar la piel con fines religiosos, espirituales o de distinción clasista ha quedado atrás y los tatuajes se han convertido en “bio accesorios” coleccionables. Dejaron de ser una representación de rebeldía en la cultura popular para ser algo cotidiano, que encontramos en cualquier tipo de gente, sin importar género, condición social o raza.
En Playa del Carmen hay un auge creciente de la cultura del tatuaje desde hace unos años. No es exagerado decir que en cada esquina uno puede encontrar un Estudio de tatuajes, y los nombres de los artistas locales son conocidos por varios. Hay gente local que incluso coleccionan trazos de varios de ellos. Las calles y playas parecen una pasarela de modelos anunciando las últimas tendencias en trazos. Lo que antes era motivo de discriminación, hoy es parte de nuestra cultura y símbolo de admiración en varios casos.
La diversidad de estilos en Playa también es digna de mención, pues si bien se sabe que existen más de 30 estudios en la zona, cada artista tiene su propio sello, dependiendo de las necesidades de los clientes. De lo tribal a lo minimalista, los tradicionales tatuajes estilo americano o pirata, los aficionados encuentran la opción adecuada en su paso por Playa del Carmen. Incluso hay turistas frecuentes que cada visita que hacen a Playa, se llevan de souvenir un nuevo rayón en la piel.
Consejos para tatuarse en Playa del Carmen
Tatuarse en Playa es una costumbre cada vez más frecuente y por eso sugerimos que si visitarás el Corazón de la Riviera Maya y pretendes llevarte un “recuerdito en la piel” seas cuidadoso y decidas bien cómo pasarás las vacaciones, toma en cuenta lo siguiente:
- No podrás asolearte y mucho menos nadar en el mar o albercas, para no afectar el proceso de cicatrización de tu tatuaje.
- No apresures la decisión de rayarte; un buen tatuador no te presionará y deberá ser paciente hasta que estés completamente convencido del diseño que quieres para tu tatuaje.
- Platica con tantos tatuadores como creas necesario. Decídete por el que mejor vibra te transmita; recuerda que estará en contacto con tu cuerpo y el resultado será permanente.
- Playa del Carmen es un destino turístico, por lo cual los precios pueden ser considerablemente más altos que en otras ciudades. Te recomendamos visitar también estudios que no se encuentren en las principales zonas turísticas.
- Sé doblemente cuidadoso con tu piel después de tatuarte, sigue las indicaciones y si estarás en exteriores además del famoso Bepantene que tendrás que utilizar, procura aplicar algo de bloqueador en la piel.
- Si te tatúas mientras visitas Playa y no puedes divertirte en la playa o los cenotes, no es culpa de tus acompañantes, ¡deja que ellos se diviertan!
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Fotos por: Manu Padilla
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